¿QUIÉN DIJO QUE LA CIGARRA Y LA HORMIGA NO PUEDEN SER AMIGAS ?


¿QUIÉN DIJO QUE LA CIGARRA Y LA HORMIGA NO PUEDEN SER AMIGAS ?

Después de un largo invierno la comunidad comenzó de nuevo su laboriosa actividad, era placentero volver a respirar el aire limpio de la primavera y dejar atrás los días de aburrido encierro bajo tierra.
 Pero el ciclo continúa y sin darles tiempo de disfrutar la nueva sensación, llegó el verano y con él nuevos vecinos, unos seres gritones con máquinas ruidosas, que habían construido allí su residencia de verano. No hace falta decir que se trataba de una familia de humanos con su vehículo a motor, su perro y lo que es peor ¡niños!
También hizo su aparición otro vecino ruidoso, pero soportable porque ya estaban acostumbradas a su canto ¡la cigarra!
El tiempo pasa deprisa cuando se trata de recuperar el abastecimiento que garantice la supervivencia a otro duro invierno y así un año tras otro.
La presencia de niños en el jardín suponía un peligro añadido, compensado únicamente por los aportes alimenticios que inconscientemente repartían por el suelo 
Así llegó un día mas bien cercano al otoño, en el que la actividad y el ruido fueron mucho mas notables, los bípedos estaban celebrando algo y los invitados iban llegando con su aportación de niños y ruido, lo  que obligaba a la cigarra a subir el volumen de su canto.
Al mismo tiempo las hormigas se frotaban las antenas dispuestas a recolectar el maná llovido desde la barbacoa. Cuál batallón de infantería comenzaron su trabajo como una maquina bien engrasada y sincronizada, consciente de la gran oportunidad para llenar el almacén, la reina puso a trabajar a casi toda la comunidad y entonces llegó el desastre.

La fila de hormigas que trabajaba en cadena, se rompió por todos sus eslabones,
por un lado el perro que corría incansable una y otra vez a por la pelota que le tiraban, por otro los coches teledirigidos cuyas locas carreras arrasaban la fila esparciendo hormigas desmembradas por todas partes, también había niños que pateaban un balón de futbol como si les fuera la vida en ello y coincidiendo con todo eso los aspersores de riego escupían agua inundando la zona.
Los humanos se retiraron sin saber la escabechina que dejaban en el suelo.
El caos y la desesperación reinaban entre las supervivientes, que aterradas y desorientadas corrían en todas direcciones sin saber donde estaba su casa, y fue justo en ese momento cuando la cigarra empezó a cantar y de la misma forma que un faro guía a los navíos en la noche ese canto llevó a todas las hormigas hasta su hogar.
 La reina sabiendo que había puesto en peligro a toda la comunidad y que solamente gracias al canto de la cigarra se pudo salvar la colonia. Invitó a la cigarra a pasar el invierno con ellas en la protección del hormiguero, lo que la cigarra aceptó, con la condición de que ella se ganaría el sustento cantando para ellas.         

JUANJO



El Ornitorrinco, Paulino y Yo

(Ominodues)



Hola me llamo Paulino Tenteras y vengo aquí a declararme el hombre más desgraciado del mundo.¡¡No, nooo!! No se alarmen por favor, no ha caído una bomba en mi casa y ha matado a toda mi familia, eso no, afortunadamente no vivo en la franja de Gaza.

Mi lamento es de otra índole. Porque yo me siento mal, muy mal. Tan mal cómo se sentiría el mismísimo autor de la Biblia, o el inventor del paraguas... ¿En que rincón del mundo no hay uno de estos objetos o los dos a la vez? Pero y del inventor del Haiku  ¿Qué me dicen? Claro, como es un poema japonés de solo tres versos para describir algo metafóricamente, pues parece muy fácil, y no hay quien se resista a escribir uno, por lo menos... Fíjense lo que eso significa en toda la faz de la tierra...  ¡Pero si hasta un amigo mío, taxista para más datos, se atrevió a escribir uno!

Ruido espantoso
Caos interminable
Locura colectiva

¡Y con esto se creía que estaba describiendo el tráfico rodado de la ciudad de Madrid! Este no ha estado en los Sanfermines y además... que ya ni es mi amigo ni nada.

Yo admiro a Bill Gates o al inventor del alargador de penes. Esos, esos sí que han sabido vender su creación, sobre todo el último, para que nos vamos a engañar...  Bueno, bueno, vamos a ver, que esto lo digo por un vecino mío, no por mí, que a mí no me hace falta, por supuesto. El caso es que mi vecino pidió uno por la teletienda y tardó tanto en llegarle que para entonces ya era impotente, pero como ya lo había pagado...  Por eso digo yo que el del “penextender” o cómo coño se llame el aparatito es un genio, porque si tardó tanto en llegarle a mi vecino sería por la cantidad de cacharros que vende ¿no creen? Pues eso mismo digo yo...
Pero les estaba contando que yo era el hombre más desgraciado del mundo, y aquí viene la explicación de mi desgracia: ¡¡Yo soy el compositor del cumpleaños feliz!!  Cómo lo oyen... Pero ¿Cómo se me pudo pasar ir a la SGAE y registrarlo? Un puro trámite de nada y hoy sería el hombre más rico del planeta, pero si es que ¡solo en España ya me forraba! Y miren ustedes, aquí estoy haciendo feliz a todo el mundo por un ratito con mi obra y sin que me sea recompensado por ello... Lo que les digo: un desgraciado.

Y además me he quedado sin mi amigo el taxista, el del Haiku, porque hace tiempo que no nos vemos. Ya no venía por la bodega, y evitaba que fuera a visitarle con excusas como: “No, es que hoy viene el fisioterapeuta, es que hoy estoy cansado, es que...” Incluso un día llegó a decirme que tenía ELA. “¿Qué es eso?” le pregunté. Y me dijo que era una enfermedad que te hace “Prisionero de tu propio cuerpo”, que no puedes moverte ni para rascarte la nariz. Pero yo no me lo creo, eso no le puede pasar a nadie. Yo sé lo que le pasa, ni más ni menos que no quiere que me acerque a él por si le contagio mi desgracia.

- ¡¡Eh, eh!! ¡Alto ahí Paulino! Que te estas pasando. Ustedes perdonen que interrumpa este monologo cargado de tonterías, soy Juanjo, el amigo taxista de Tenteras, y autor de este relato y sí, tengo ELA (esclerosis lateral amiotrófica) la enfermedad que te hace “prisionero de tu propio cuerpo”. Y si este Paulino no me hubiera salido  tan ignorante habría comprendido al instante lo que me pasa, porque todos los Haikus del mundo no bastan para describir este mal, tan bien, como lo hace esta frase que, confieso no es mía, se la tomé prestada a un compañero de fatigas, del que leí una entrevista en algún medio de comunicación.

Y a ti Paulino te tengo que decir que no seas tan retorcido ni mentiroso ¡Cómo vas a ser tú el compositor del cumpleaños feliz! ¡Si eso ya se lo cantaban a Sara Montiel en el cole!

¡Ay! Qué razón tiene mi cuñada cuando dice que la naturaleza de sabia no tiene nada. Porque una naturaleza sabia no permitiría la existencia de éstos Paulinos ni tampoco del ornitorrinco, cuánto ya menos gente capaz de poner ese nombre a una pobre criatura.


Así que Paulino, mira en la teletienda a ver si encuentras un extender cerebral, que el mamífero que pone huevos y un servidor estamos bien, Yo porque mi cerebro se fuga de esta prisión siempre que puede y el ornitorrinco porque resulta que es quien aparece en el dorso de la moneda de 20 céntimos australina, algo al alcance solo de monarcas o personalidades importantes. Por algo será, aunque ese algo parezca un error de la naturaleza que no es ni sabia ni ignorante, solamente naturaleza.

Juanjo ®