sábado, 6 de octubre de 2012

CERTAMEN COVIBAR CARTAS DE AMOR



TRABAJO GANADOR DEL 2º  PREMIO

CARTA DE DON QUIJOTE A DULCINEA DEL TOBOSO

Señora mía de mis desvelos,
reina y dueña de mi destino.
Ante vos me inclino,
 pobre hidalgo caballero.
Sabed que por vuestro encanto
me hallo en el camino.
Convencido de que ganaré
lo que más quiero y ansío.

Tengo ya muchas jornadas
recorridas por estos lares.
No pocas estocadas
a villanos y rufianes.
Todos ellos por mí fueron vencidos,
y firmemente convencidos
de que la vuestra belleza y dulzura no tiene par.
Rendido a la vuestra adoración me inclino.

Con sabiduría y esmero.
Sabiendo lo que valéis.
Seré el caballero,
que solo vos merecéis.

Subo montañas, cruzo ríos,
secanos y regadíos.
Todavía no he visto nada
que os pueda igualar
aunque en ello pongo,
todos mis sentidos.

Es vuestra la voz
del arroyo cantor.
Son vuestras mejillas
amapolas entre verde trigo.
Tenéis la lozanía del campo
en todo su esplendor.
Entregado a vos en cuerpo y alma
no necesito sombra ni abrigo

Me hago acompañar por un escudero leal.
Gobernar una ínsula será su premio.
Si mantiene su juramento hasta el final.
No solo ha de servirme con apremio.
Si no también defenderá
la vuestra integridad.

Juntos llegamos a Santa Cruz de Calatrava.
Todo el pueblo en la plaza, causaba gran alboroto.
En el patíbulo, con  la soga al cuello estaba,
un infeliz, que pagaba el plato roto.

Desfacer este entuerto tocaba.
Mas al conocer la identidad del reo.
El duque de Palma Ancha, era.
Dejamos al pueblo con  su recreo.
Pues su castigo mereciera,
personaje tan ladino.
Yo, caballero justo y cabal
dejé a la justicia seguir su camino.

Y nosotros el nuestro continuamos.
Una tremenda tormenta se presentó.
Rayos, truenos y
hasta los huesos nos calamos.
La tormenta se fue como llegó

Fue entonces
Cuando vuestra presencia
hizo mágica y gozosa aparición.
En el frescor de la tierra mojada,
en los aromas del romero y el cantueso.
Me rondabais la cabeza como un hada.
Qué puedo pedir más que eso.

Desde la buhardilla de esta venta.
A la luz del candil escribo.
No busco caudales ni renta.
Nada valdrá la pena,
si vuestro amor no recibo.

No me importa con la iglesia topar,
ni que me digan lúcido o loco.
Vuestro sí, he de ganar,
que eso ya no es poco.

Señora del alma mía,
os despido deseoso.
Que preparen  el festín.
Ya marcho para El Toboso.
Llegaré en San Valentín. 

Juan José García Alcañiz
Madrid  febrero 2012