domingo, 9 de octubre de 2011

CARTA EN DEFENSA PROPIA


CARTA EN DEFENSA PROPIA

Querida mamá, ¿qué tal estás? Espero que bien, aunque reconozco lo difícil que es sobreponerse al hecho de la reciente marcha de papá hacia la luz.
Pero tú no te preocupes, porque tus nietos y yo estaremos pronto ahí para paliar tu soledad.
Verás mamá, lo que pasa es que por fin he abierto los ojos y me he dado cuenta de que poco a poco se confirman las sospechas de aquello que todo el mundo sabía y yo era incapaz de ver. Resulta que Paco no era del todo sincero cuando para justificar las manchas de carmín en su ropa, decía que eran a causa de su colaboración como voluntario en una ONG para reconducir a mujeres descarriadas.
Tampoco está muy claro que un coche como el nuestro, con menos de tres años tenga tantas averías seguidas, de esto me di cuenta repasando el extracto del banco, vi que” El  Frenazo” no es un taller mecánico, si  no un bar de alterne.
La otra noche llegó a casa con una tasa de alcohol en sangre ligeramente superior a la permitida y no fue bien recibido, esto alteró su estado de animo y con los nervios, tropecé, con tan mala suerte que mi cara fue a parar contra el pico de la mesa.
Después de curarme, el  médico de urgencias me aconsejó que pasara por comisaría.
Pero yo he tomado una decisión mejor y he declarado unilateralmente el cese temporal de la convivencia matrimonial.
Mañana mismo reservo los billetes y este fin de semana nos tienes allí
Los niños están deseando verte.
Hasta el sábado mami, muchos besos de tu hija y nietos.


Taller Literario 2011


... así que en cuanto se casó mi hija no esperé más. Maximino, le dije, esto se ha acabado. El hijo lejos, la hija casada, la casa vacía, ¿A qué quieres que espere? No te preocupes que a ti no te va a faltarte de nada, ya me encargaré yo de dejarte todo bien acaldado antes de salir. Pero yo aquí no sigo, que no hijo mío, que no. Que estoy harta de trabajar en solitario. Que no es lo mismo lo tuyo, siempre acompañado, con otros en el taller, con otros en la fábrica. ¿Y cuando el taxi? Poco acompañado que andabas con el taxi que no me vaya poner ahora a sacar trapos sucios y viejos, pero hay que ver las compañías que te caían con el taxi ... No es lo mismo lo tuyo que lo mío. Toda mi vida encerrada en casa. Cuando los críos son pequeños es otra cosa, sí señora, que ya lo sé doña Aurora. Pero cuando crecieron, cunado ellos empezaban a volar por su cuenta y los domingos, la una que tengo un guateque y el otro que me voy en la moto con un amigo ... Y yo siempre sola y él, Maximino, se me iba a la taberna porque decía que se le caía la casa encima, ya ve usted.
Se le caía a él que toda la semana está fuera. Pues fíjese a mí, que no sé salir más que a la compra ... y lo que yo le dije, no veo que sea un crimen que '0 vaya a asistir por las mañanas, que así me gano un sueldo y me distraigo. Y oiga usted, él que no, que siempre hemos vivido con los suyo, que a qué viene el querer ganar yo ahora. Y lo que yo le dije:
Maximino son dos caras de la misma cuestión: una cara, el dinero que nos vendrá muy bien, que a los hijos siempre hay que darles. Da igual que sec,~sen bien o mal. Siempre piden y si no piden se lo damos nosotros, los padres, que es como una costumbre y no sabemos ya vivir sin dar. El caso es que esa es la cara económica como yo digo, de la moneda. Y luego está la otra, la mía, más de dentro, que yo quiero salir de aquella casa y hablar con alguien y ver otras ventanas y otras puertas.
Digo yo que si la tarea propia de mi casa la hago yo en otras casas por ejemplo, como hago ahora, en la de usted, en la de la frutera, y en la de doña Luisa la practicanta; bueno, pues por lo pronto las tres casas son diferentes y yo me distraigo de mi fogón que lo tengo muy visto y de mi alcoba y de mi comedor. Clavadito en la memoria tengo el hule de la mesa y el espejo del aparador y la chapa de mi cocina que es como otro espejo. Y a mi la televisión me aburre yesos Dalas yesos Cristales bien para un rato, pero todo el día con ese runrún de la tele ¡Qué mareo! Bueno, pues eso es lo peor que lleva él: lo de salir de casa por distracción. Porque dice él, entiendo lo del dinero aunque no sé a qué viene volverse avariciosa a la vejez. Pero lo que no entiendo es que te guste limpiar la porquería de otras casas y perdone usted la expresión.
y es que él no quiere ver lo que le explico, que me gusta cambiar de panorama. Usted lo entiende ¿a que sí doña Aurora? Hoy la mujer trabaja para ver panoramas, créame usted. Mire mi hija, desde bien joven en la peluquería y dice siempre, yo ni casada ni viuda ni nunca vaya dejar de trabajar. Porque no quiero verme como te ves tú, siempre encerrada mientras padre va y viene cuando quiere ...
Ah, los hombres. Ellos qué bien lo mueven todo. Siempre están por ahí fuera arreglando las cosas de este mudo. Quien arregla tuberías, quien coches, quien huesos rotos, quien países. Ellos los arreglan todo, sí señora. Porque nos tienes siempre en la retaguardia, espera que te espera si llega o no, si cena o no, si viene desganado o con buena gazuza ...
Muy bien que hace mi chica y muy bien todas las mujeres de ahora. Quíteles usted el trabajo y ya verá como se ponen. Pues nada, mi hombre no me habla. Pero ya me hablará. Si no habla revienta, así que allá él. Yo aguanto lo que haga falta porque cuando llego a casa ya lo hablé todo. Con usted y con las otras señoras que todas son buenísimas y me entienden a la perfección ... [ ... ]
Josefina R. Aldecoa.


DOÑA AURORA TOMA LA PALABRA


Sí hija si, claro que te entiendo, cómo  no, yo he pasado por lo mismo (salvando las distancias) y es que desde que el mundo es mundo los hombres se han creído los protagonistas sin darse cuenta de que las verdaderas directoras somos nosotras, si  no de qué.:.vamos anda!!
Yo desde bien prontito me di cuenta, al principio todo va como la seda.Mí  Demetrio iba conmigo a casi todas partes, incluso a misa los domingos, y cuando se cansó no pensaba en otra cosa que no fuera tener un hijo,y yo me preguntaba ¿qué bicho le habrá picado a este con las prisas por la descendencia? Yo no estaba por la labor, pero me fue imposible frenar sus ímpetus, ahí sí, fíjate tú, ahí si que son decididos y ponen empeño. Por fin consiguió su propósito, y yo tengo que reconocer, que me sentí muy feliz con el pensamiento de una criatura alborotando y dándole vida a una casa que ya empezaba a venírseme encima, y vuelta a empezar, al principio me tenía ente algodones, como oro en paño, pero fue parir, comprobar que la niña estaba bien ( porque fue niña, ahí no le valió todo su empeño por que fuera varón ) y que me mantenía ocupada todo el día y ya cambió todo, volvía tarde a casa con la excusa de que tenía mucho trabajo, salía temprano y regresaba ya cenado, eso si, todos los días llamaba tres o cuatro veces por teléfono para saber qué tal estábamos, a mí me agradaba mucho que sacara tiempo entre tanto trabajo para interesarse por nosotras, hasta que una tarde no pude contestar a su llamada, la niña estaba revuelta echando por arriba y por abajo lo que no está en los escritos, los timbrazos resonaban por toda la casa, yo enfrascá con la niña, que me faltaban manos y el otro venga, dale molino con el telefonito, no pasó media hora y ya le tenía delante hecho un obelisco, pidiéndome explicaciones, pero era imposible por un oído le entraba y por el otro le salía. Aquella noche no pegué ojo dándole vueltas al asunto ¿por qué le importaba mas que no contestara al teléfono que el malestar de su hija? ¡Ay! Cuando caí en la cuenta, lo vi tan claro como esto es luz, él no quería descendencia, lo que quiere es tenerme siempre ocupada por su miedo al qué dirán e inseguridad en si mismo.
Aquélla misma mañana decidí buscarme una ayuda para la casa y la niña, no le consulté, simplemente le dije que como trabajaba tanto y ganaba bien, nos lo podíamos permitir. Así que aquí está usted, mal que le pese al  Maximino y yo he recuperado mi vida social se ponga el Demetrio como se ponga.



JUAN JOSÉ GARCIA ALCAÑIZ